martes, 12 de febrero de 2013

LECTURA DE COMPRENSIÓN   

"ARTICULO"


Pérdida de la biodiversidad pone en riesgo a la especie humana: UNAM8
Se ha dicho que, de continuar la destrucción de la biodiversidad, se acabará la vida en el planeta. Eso no es verdad, la que está comprometida es “nuestra propia existencia, y en ese proceso se extinguirán muchas especies y organismos más; cuando los humanos hayan desaparecido, la naturaleza se recuperará y alcanzará un nuevo equilibrio”, dijo el doctor César Domínguez Pérez Tejada.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la biodiversidad se pierde a una tasa 100 veces por arriba de lo normal; muchas especies han desaparecido en los últimos 50 años y la raza humana es responsable de esta extinción masiva.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó que nuestra existencia depende de la diversidad biológica; no obstante, especies y ecosistemas desaparecen a un ritmo insostenible, y los humanos somos la causa.
Con ello, nos arriesgamos a perder una gran variedad de bienes y servicios ambientales y las consecuencias para las economías y las personas serán profundas, especialmente para los más pobres.
La diversidad biológica se compone de la variedad de especies, los genes que componen a cada una de ellas –como ocurre con el homo sapiens, que cuenta con adaptaciones que divergen con cada ambiente– y los ecosistemas; también incluye las interacciones bióticas que ocurren entre los organismos que ocupan un mismo lugar, señaló Domínguez.
Con base en las tendencias actuales, se considera que 34 mil plantas y 5 mil 200 especies animales –incluyendo una de cada ocho aves del mundo– están a punto de extinguirse.
En México, el panorama no es favorable
“Tenemos esta combinación terrible de ser uno de los pocos países megadiversos, con 12 por ciento de todas las especies del planeta y un número importante de organismos que sólo habitan en nuestro territorio y, al mismo tiempo, somos una de las naciones con las tasas de transformación de los ecosistemas más altas del mundo”.
Algunas especies emblemáticas están en serios problemas, como el jaguar; otras ya fueron “extirpadas”, como el oso grizzly y el lobo mexicano. A pesar de que hay instituciones comprometidas en la preservación, el problema social es de tal magnitud que choca con los esfuerzos de conservación. Por ello, cualquier esfuerzo tiene que considerar el componente social y económico, de otro modo está condenado al fracaso, expuso el especialista.
La biodiversidad, ¿para qué?
La diversidad biológica tiene funciones esenciales: de ahí comemos y de ahí vivimos, sostuvo el director del Instituto de Ecología. La lista de plantas y animales útiles para el hombre es enorme, ejemplo de ello son las abejas, que polinizan las flores de múltiples cultivos.
Otro servicio ambiental es la captura de carbono en bosques y océanos. Los gases de efecto invernadero se emiten naturalmente, pero los humanos hemos elevado su tasa a niveles nunca vistos y, en consecuencia, se ha provocado el calentamiento global y el cambio climático. El deterioro de esos ecosistemas aumentará la acumulación del dióxido de carbono y el calentamiento de la Tierra.
Otro ejemplo son los manglares que, además de ser un filtro biológico importante, reducen el impacto de los huracanes en las costas, y son un sitio de reproducción de múltiples especies.
8 Adaptación de Luis Gerardo Cisneros
Además de la purificación del aire y el agua, la desintoxicación y descomposición de desechos, estabilización del clima, moderación de inundaciones, sequías, temperaturas extremas y fuerza del viento, la diversidad biológica se relaciona con la generación y renovación de la fertilidad del suelo, incluyendo el ciclo de nutrientes, el control de plagas y enfermedades, y el mantenimiento de los recursos genéticos como insumos clave para las variedades de cultivos y razas de ganado, medicamentos y otros productos.
Causas de la pérdida de la biodiversidad
La merma de la diversidad biológica se debe a la pérdida de hábitats por cambio de uso de la tierra. Más de la mitad de los 14 biomas terrestres registran una conversión entre 20 y 50 por ciento de su superficie total en suelos de cultivo, según la ONU. A ello se suma la sobreexplotación de la variedad de flora y fauna. Además, el cambio climático se convertirá en una amenaza cada vez más importante en las próximas décadas; se han observado modificaciones en fenómenos como patrones de migración y distribución de especies.
Las plantas, animales y microrganismos transportados de forma deliberada o accidental a un área fuera de su zona geográfica natural, pueden causar grandes daños a los organismos nativos, lo mismo ocurre con los contaminantes de liberación continua de origen urbano y agrícola, los desarrollos costeros sin planificación y la acidificación de los océanos.
Los eventos anteriores de extinción, como el ocurrido hace 245 millones de años, cuando pereció 90 por ciento de todas las especies marinas y terrestres, incluidos los trilobites, o la de hace 65 millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios, tuvieron causas naturales. Hoy, son humanas, y tal ha sido el impacto que existe la propuesta de que la era geológica que vivimos se conozca como Antropoceno, comentó.
“Dominar” a la naturaleza es una utopía absurda, consideró César Domínguez; en realidad significa comprometer nuestro porvenir. Es mejor encontrar un equilibrio entre nuestras necesidades y el funcionamiento adecuado del planeta, actual y futuro, y se trata de una situación que va más allá del aspecto romántico de decir “¡qué bonita es la biodiversidad!” o de altruismo; es porque cuidando de ella, nos protegemos nosotros mismos.
La sostenibilidad o desarrollo compatible entre nuestras necesidades y las de generaciones futuras es difícil de alcanzar. Requiere un cambio radical en la manera de hacer y pensar del mundo entero.
Es un problema global que implica superar la visión de corto plazo y la que no considera que los recursos del planeta son finitos. Además de disminuir el consumo de energía que, sobre todo en los países desarrollados, ha aumentado a ritmo acelerado en las últimas décadas, con costos ambientales tremendos y aumentos mínimos en la calidad de vida.
A escala individual, se debe pensar en lo que tenemos. Lo que hacemos todos los días tiene un impacto fuerte: usar menos agua, el auto o las bolsas de plástico en los supermercados y la separación de los desechos, entre otras acciones, constituyen un alivio para el entorno.
La academia juega un papel importante; se requiere conocer el capital natural para elaborar planes de manejo y desarrollo, determinar los sitios más importantes de conservación y así participar en la toma de decisiones, políticas ambientales, diseño de reservas y ordenamientos territoriales, donde prevalezca un criterio ambiental, finalizó el experto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario